domingo, 29 de julio de 2012

¿Global?¿Local? o las dos!


El filósofo griego Esopo escribía hace siglos: “los hombres con frecuencia aplauden las imitaciones y abuchean lo que es esencial”

Pareciera que en México y tal vez en Latinoamérica nuestros patrones de consumo son importados de Estados Unidos, por ejemplo, sucede con la música, la moda, ahora también con la literatura (Harry Poter, Las crónicas de Narnia, Los juegos del hambre, etc) y no es porque no considere que son valiosas sus aportaciones, sino porque no surgen con la misma fuera autores en nuestros países.

En la tecnología, sucede algo similar, los automóviles, los equipos médicos, la maquinaria industrial, son ingleses, norteamericanos, alemanes, italianos, franceses y ahora hasta ¡chinos!, salvo honrosas excepciones no tenemos en nuestros países un desarrollo tecnológico aceptable, vivimos en el tercer mundo.

En las empresas pasa algo similar, muchos de los ejemplos de las escuelas de negocios latinoamericanas, se escriben en Harvard, o en alguna otra escuela de negocios europea o latinoamericana, será que no tenemos propios casos de éxito o será que también ahí se vive un malinchismo en el que, el solo hecho de estar escrito en inglés, presupone mayor calidad. ¿No será este un supuesto que no se aplica siempre?

Hace algunos meses camino al aeropuerto de Monterrey con un colega profesor de una escuela de negocios acompañado de uno de sus clientes, me preguntaba sobre el tipo de proyectos que realizaba y cuando le comente que desarrollaba modelos de innovación, su primera pregunta fue con relación a la metodología que usaba, al comentarle que era una metodología propia respondió que porque no usaba alguna que estuviera probada como alguna de la desarrollada por alguno de los sabios que ha escrito libros al respecto. SU respuesta me pareció acertada pero me quede pensando si no estaríamos limitando nuestras aspiraciones a desarrollar algo nuevo y útil.

Lo vemos en los nombres de muchos niños: Bryan, Brandon, Boris, o de las niñas: Jenifer o Britney. Escribir los nombres en inglés no significa que sean globales, ¿no estaremos perdiendo lo esencial por copiar?

Estados Unidos en un ejemplo en muchos sentidos, en la forma en la que hacen negocios, en la innovación, en su capacidad de riesgo, en la exigencia de sus universidades, en su patriotismo, en el respeto a la ley, etc.  ¿No podríamos seguir admirándolos y hacer nuestra propia historia?

¿Cómo podríamos respetar nuestra identidad y al mismo tiempo ser globales? ¿En dónde radica nuestra capacidad por entender el mundo, tomar lo esencial y continuar siendo nosotros mismos?

No es el objetivo de este blog hacer un himno al patriotismo ni mucho menos, sino llevar a la reflexión sobre la forma en la que miramos el mundo desde nuestro lugar, en cómo podemos tomar lo mejor de esos mundos desarrollados para aplicarlo en nuestros mercados, en cómo podemos conectarnos con ese mundo desarrollado para compartir con él contactos y posteriormente riqueza sin dejar de ser nosotros mismos.

La idea de pensar en global tiene que ver con la escalabilidad, en concebir a los negocios para competir en el mundo, siendo el mejor, pensando en el mercado en global, ya que así estaremos pensando en un negocio de alto impacto, por esa razón habrá que pensar en un buen nombre desde el principio que nos permita traspasar fronteras.

Debemos pensar en cuando es el momento para pensar en escalarlo, seguramente será mejor probar nuestra idea una y otra vez hasta estar seguros de la necesidad y del cliente al que buscamos satisfacer. Probar antes de escalar es la clave: el mercado al que se quiera atender debe ser observado y probado.

La escalabilidad tiene sus caminos y sus tiempos, sólo escalando y atendiendo otros mercados distintos al propio es cuando una empresa puede comenzar a crecer, para ello es necesario un modelo de negocio probado y con las suficientes adaptaciones locales que permita aprovechar de forma local la visión global. Un negocio nace global en la cabeza de su fundador, aún cuanto tarde el tiempo suficiente en llegar a otros mercados.

Global y local, dos caras de una moneda que no deberían verse como antagónicas sino como complementarias, aún cuando estas se den en tiempos distintos, sobre todo si hacemos caso de lo que hace muchos siglos nos recomendó el filósofo Esopo: no descuidar lo esencial por imitar.
Jorge Peralta
@japeraltag

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domingo, 22 de julio de 2012

Reporte de un emprendedor desde Silicon Valley


Visitar por segunda ocasión el Silicón Valley fue motivo de reflexión y aprendizaje. En días pasados platicaba con Miguel Casillas, líder de SV Links (www.sklinks.org) y un gran promotor de conectar comunidades emprendedoras de Latinoamérica en el Silicón Valley sobre si se podía replicar o no el ecosistema de Silicón Valley. Lo mismo hice con Jorge Zavala, líder de Techba en California (www.techba.org) y justo días después lanzaba su libro en el que profundizaba en el tema.

Silicon Valley, atracción de talento, capital, iniciativas, un lugar envidiable en mucho sentidos. El PIB de ese valle es mayor que el que genera México en su conjunto y ni qué decir de los demás países latinoamericanos.

Fue oportunidad para ver también a otros mexicanos destacados que son ahora importantes directivos en Twitter, Skype, etc. y a otros, los menos, encabezando sus startups. ¿Será que la única oportunidad que tenemos los mexicanos que queremos transformar en muchos sentidos a nuestro país será solamente emigrando al Silicon Valley? No se trata de un cuestionamiento que reste méritos a nadie, todos han hecho una gran labor que habla de su talento, del gran sacrificio que han hecho al emigrar para buscar sus anhelos y su generosidad en compartir sus experiencias; tampoco de un nacionalismo absurdo que lleve a no valorar todo lo que nuestros compatriotas logran en esos mercados, pero ¿será la única salida?

Parece que cuando una empresa quiere ser global, el nombre del juego hoy en día, tanto por la velocidad con la que se construyen y desarrollan las ideas, así como por la disponibilidad del capital de riesgo, se llama Silicon Valley. Es evidente que existen muchas otras oportunidades que tal vez pueden comenzar en otras regiones y llegar en otro momento al Silicon Valley, ejemplos hay varios:  Facebook, Skype, Grupon, webuy, por mencionar algunos, que nacieron fuera de éste valle pero que su crecimiento global lo han logrado desde California.

Por otra parte, a pesar de sus grandes ventajas, no todas las empresas que llegan a Silicon Valley triunfan, por cada historia de éxito hay muchas decenas de fracasos. ¿Entonces cuál es la clave? Tal vez se podría pensar que la clave está en ser el mejores en lo que haces, sin distinción de actividad económica, pensar global, compararse contra los mejores del mundo en cualquier disciplina, más aún, no siempre se puede ser el mejor en todo, pero si podrás esforzarte en ser distinto, en tener una personalidad propia y en encontrar muchos problemas existentes en nuestras sociedades que no han sido resueltos, ya instalados en esa lógica entonces si pensar en Silicon Valley, para venir a desarrollar y crecer la idea acá o a buscar contactos y relaciones para explotarla lo más posible, desde acá o desde cualquier lugar del mundo.

Pensar global, no es solamente hablar inglés, es pensar que actualmente compites contra todo el mundo y que tienes que ser distinto, resolviendo alguna problemática de mejor forma de lo que cualquiera lo puede hacer. Pero esa mentalidad ¿Dónde se aprende?, seguramente no en nuestro sistema educativo ni tampoco en la vida pública, posiblemente en algunas de nuestras familias y en muchos ambientes en los que se busca la excelencia. En México, y parece que es algo común en todo Latinoamérica, parece que nos auto saboteamos al no tener confianza en nosotros mismos, es común escuchar mejores comentarios de nuestros países de extranjeros que de connacionales, lo cual es muy triste, pero muy real.

Mientras no sepamos reflexionar sobre tantas oportunidades que tenemos al resolver tantos problemas de nuestra sociedad y sepamos pensar en grande con largo plazo, pensando en la próxima generación y no sólo en los negocios del próximo sexenio, y eso quien lo hará, si se van todos los buenos mexicanos, ¿quien se quedará? ¿Quién continuará con el cambio?

Hay mucho por hacer, en todas las regiones de México para impulsar el desarrollo de nuevas empresas que tengan un impacto importante en la generación de riqueza y de empleo, existe mucho talento y también muchas oportunidades, lo demás lo podremos conseguir de muchos mexicanos exitosos que hoy no se atreven a compartir lo que tienen para que nazcan nuevos empresarios o bien de los que nos tomaron la delantera en Silicon Valley pero que generosamente nos comparten su visión, su ejemplo y la red de su ecosistema emprendedor para conectarnos con ellos, y a través de ellos con el mundo.

lunes, 16 de julio de 2012

El emprendedor y su fuente de inspiración

Hace algunos meses leí un libro que ha marcado un punto y aparte en mi vida profesional. Su autor Álvaro González Alorda y su título “los Próximos 30 años”. 

En él, despliega una serie de consejos que al final te enfrentan con el cuestionamiento existencial de si los próximos 30 años los quieres vivir cómo espectador o cómo protagonista. La respuesta termina siendo obvia, todos queremos vivirlos cómo protagonistas, sin embargo esta decisión tiene sus riesgos y su precio, hay que estar dispuestos a pagarlo.

En una de sus recomendaciones Álvaro González Alorda plantea las “Escapadas Sabáticas” para recargar las baterías intelectuales, justamente para no quedarse anquilosado y obsoleto en un mercado que cambia constantemente y que la globalización ha abierto a una competencia de otro nivel.

Una escapada sabática que por lo menos tenga una semana anual, que se acompañe con un curso y una buena selección de documentos para estudio de tu especialidad puede ser de una gran inspiración. “Cambiar de aires” para ver las cosas con perspectiva, tiempo para cultivar el espíritu, para “parir” nuevas ideas. Utilizo el verbo “parir” porque este proceso tiene su contenido de dolor, las nuevas ideas no siempre son un lugar común, se trata de ver lo que los demás ven y tú mismo ves, pero con un sentido distinto que sólo es para ti y sólo lo puedes ver tú.

Necesitamos reflexionar sobre cómo podemos mejorar lo que estamos haciendo, buscando nuevas formas, nueva información, aprendiendo de otros, revisando que hacen las mejores empresas en nuestro sector, con un esfuerzo distinto desde una perspectiva distinta. Necesitamos encontrar aquellas oportunidades de negocio que nos permitan aprovechar de mejor forma nuestro talento, que nos lleven a buscar no solamente la mejor oportunidad en los sectores más atractivos, sino la mejor oportunidad para mí.

No todos nos inspiramos de la misma forma, hay quienes lo logran a través del arte como la música, la pintura, la escultura, el cine. Otros a través de la naturaleza: el mar, el bosque, la selva. Algunos otros a través de la lectura. ¿Qué pasaría con tu vida si cambiaras las horas que pierdes en el tránsito de la ciudad o aún frente a la TV si pudieras cambiarlas por esas actividades que te inspiran, te relajan y te ponen en un “mood” que favorece la creatividad?

Date un espacio para recuperar el foco y la disciplina en lo que haces, algo así como volver a las bases, que te permita ver tu realidad con un poco de perspectiva y que te lleve a replantear tantas cosas que tienes que mejorar y que te saque del letargo intelectual en el que te mete la rutina. Busca ese lugar inspirador que te permita ordenar las ideas, empezando por escribirlas, reposarlas, repensarlas hasta que te digan algo distinto.

Reflexiona que haces con tu tiempo, actividades como esta, aunque parezca que te ponen al borde de perder el tiempo, te ayudan a utilizarlo de una forma más eficaz. Yo comienzo a poner en práctica este consejo que te doy con mi “escapada sabática” al Silicon Valley en California, Estados Unidos. Espero que este viaje pueda enriquecerme para “parir” esas nuevas ideas que me lleven a dar un paso adelante en mi modelo de negocio y tener más temas interesantes para compartir contigo.

Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup

domingo, 8 de julio de 2012

El emprendedor y las redes sociales

Cada vez se vuelve más común escuchar conversaciones en relación con el “número de seguidores en twitter” o el de “amigos en Facebook”. Como si tener cientos de seguidores o amigos, según el caso, fuera un termómetro de fama o de capacidad de comunicación.
Si no eres un experto en redes sociales o profesionales, no necesitas estar en todas, en ese caso necesitarías muchas horas para dedicarte a ello, no como un tema lateral de tu actividad profesional sino como una actividad principal. Es preferible que busques quien te pueda orientar para ver cuáles son las que realmente las cuentas que te conviene tener. Tener cuenta en Facebook, Twitter, Linked-in, Google+, puede convertirse en una pérdida de tiempo si no tienes un plan concreto para su uso. Mucha gente puede dedicarle horas que podrían ser útiles para muchas otras iniciativas.
Tal vez esta sea la razón por la cual muchas empresas hayan prohibido a sus empleados el uso de las redes sociales durante las horas laborables en equipos de computo corporativos, pero afortunadamente los “gadgets” han salvado a muchos de someterse a tal tiranía.
Decide bien, si tu objetivo es usarlas estas redes como plataforma profesional o solamente como relación social puedes encontrar la mejor herramienta para cada caso. No necesariamente le debes dar el mismo uso a todas, ni tampoco las necesitas de todas, tal vez una solución práctica, es usar twitter y Linked-in como plataformas profesionales y Facebook más para una red de tipo social personal, pero en este tema no hay reglas escritas, cada caso es cada caso.
No necesitas millones de seguidores o amigos, tenerlos puede resultar completamente irrelevante si no tienes una relación real con ellos, seguramente ahí habrá personas que ni siquiera sabes lo que piensan sobre temas importantes para ti y no los borrarás mientras sus comentarios o publicaciones no te parezcan molestos, y muchas otras veces lo mismo harán contigo.
En el caso de twitter, el seguir o ser seguido por alguien puede ser más impersonal porque además, sino tienes una cuenta con candado, las personas pueden dejar de seguirte en cualquier momento sin restricción alguna; sin embargo cuando eres tú el que sigue a alguien deberías asegurarte que sea alguien que conoces o que consideras te puede aportar algo, siguiendo solamente a las personas que te interesa lo que dicen o hacen y que realmente quieres estar en contacto con ellas, de otra forma te llenarás de mucha información irrelevante.
 En el caso del Facebook, el proceso de aceptación o no de una amistad si podría estar rodeado de un poco más de reflexión; cuál será el sentido de aceptar “amistad” de personas que no conoces, que no están relacionadas con personas que conoces o no tienes por lo menos alguna referencia de ellas. De la misma forma solicitar “amistad” de personas que no te conocen o que no tendrías algún tema en común con ellas, sería el mejor camino de que te manden a la congeladora.
Una buen recomendación será que “purifiques” tu lista de amigos y de “seguimientos” eliminando todas aquellas personas que no conoces de nada y que entraron en tus listas en un momento de confusión, y de paso también a aquellas que pueden inundar su muro o tu Tl con temas irrelevantes que te impiden ponerle atención a otros temas que te puedan aportar más.
Las redes sociales son un escaparate fuera de control, lo que publiques ahí será muy difícil de detener, no hay espacio para equivocaciones ni para pruebas, por esa razón debes ser muy consciente de lo que digas y hagas, especialmente cuando los utilizas como plataforma profesional. De la misma forma cuidar el todo humano con el que se escribe, la ortografía y la relevancia de su contenido te dará un posicionamiento que será difícil de construir y muy fácil de dilapidar. Esta permitido no saber sobre muchos temas, pero no el hacer pública tu ignorancia, de otra forma corres el peligro de que tu nombre (tu marca personal) se asocie con la gran cantidad de información irrelevante que circula por la red. Quieres conocer a alguien, lo harás si sabes que publican en las redes sociales.
Una de las grandes aportaciones de las redes sociales es que su dinámica obliga a la transparencia, más vale que no tengas una doble vida, será muy fácil que las incongruencias queden en evidencia, se vive más tranquilo con una imagen pública que corresponda con la realidad. De la misma forma nada obliga a tocar por esos medios temas que más bien corresponden a la intimidad de las personas; si una persona no es capaz de guardar para sí temas que están dentro del ámbito de la intimidad, ¿Con qué seguridad se le podrán confiar temas relevantes sin el riesgo de estar en algún momento en la boca de todos?
Estar localizable en la web es en la actualidad un tema de vital importancia, tener un sitio web propio, de tu empresa, tener tu Google Profile, es requerido para estar en la posibilidad de ser encontrado fácilmente en internet. Si eres un profesional de marca personal, las redes sociales son una herramienta imprescindible, sirven no solamente para darse a conocer en el mercado, sino también para seleccionar clientes, proveedores y todas aquellas personas con las que te quieras relacionar, para formar una red.
Ya no existen los emprendedores “Llaneros Solitarios” que lo pueden todo y los saben todo. En este mundo global cada vez es más necesario tener un “contacto” que te permita acceder más fácil a lo que necesitas para avanzar. Las redes sociales podrán ser una herramienta estupenda para construir, facilitar o hacer más operativa tu red, pero también son un grave riesgo para perder el tiempo y para no meterte en lo que debes cuando necesitas estar en ello. Su uso requiere madurez, no son un bien lugar para perder el tiempo sin el riesgo de perder algo más.
Jorge Peralta
@japeraltag
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domingo, 1 de julio de 2012

La resistencia al cambio y la madurez


Nuestros tiempos son tiempos de cambio, nada es permanente, tal vez la única constante es el cambio. Los modelos de negocio requieren actualizaciones más frecuentes, principalmente por los cambios en las dinámicas de consumo de los consumidores.

Ese cambio frecuente genera un estado de inseguridad importante en muchas personas; aún cuando queda claro que “el cambio” es el principal factor que provoca la inseguridad. ¿Cuál es entonces  el origen de la inseguridad en las personas?, ¿Se trata de causas externas o más bien internas?

Dice el Profesor Ernesto Bolio en su estupenda nota Personalidad Madura: “La seguridad del hombre maduro está fincada en una compresión de su dignidad como persona: vale por lo que es, no por lo que tiene. Se preocupa por desarrollar sus propios recursos, cosa que lo lleva a enfrentarse mejor con las circunstancias cambiantes del medio, evita construir barreras que lo aíslan de los demás, insiste en enfrentarse a los problemas, a no darles vuelta.” Parece que la madurez de las personas es el componente central que determina la forma en la que se enfrentan los acontecimientos.

La característica principal de los emprendedores radica en su capacidad de ejecución, su actuar no se detienen en análisis interminables, lo cual no significa dejar a un lado el análisis suficiente para tomar una decisión, pero nunca impide tomar la decisión y ejecutarla en el momento necesario. Es más importante lo que las personas son, que lo que las circunstancias ofrecen.

El emprendedor conoce su talento, conoce sus limitaciones, sabe pedir ayuda, sabe trabajar en equipo, y sabe desarrollar sus propios recursos para enfrentar el mundo. El emprendedor está más capacitado para enfrentar el mundo que otras personas, por su capacidad para aprovechar las circunstancias para su beneficio. No espera que las circunstancias sean propicias, construye la oportunidad a partir de la realidad. Enfrenta los problemas, no les da la vuelta.

Cuando analizamos estas características en la personalidad de los emprendedores, vemos que sus cualidades serían importantes no sólo para las personas que por vocación están llamadas a generar empresa sino también para personas que han decidido su vida profesional en otros ámbitos como la medicina, la política. Estamos hablando de liderazgo, necesario en cualquier disciplina, en cualquier cultura, en cualquier época, necesitamos personas que sean capaces de llevar a muchas otras por caminos en los que reina la inseguridad.

En los últimos años han surgido muchas teorías sobre el liderazgo, desde aquellas que ponen al líder como un ser de otro mundo, hasta las que señalan que después de leer un libro ya puedes ser un líder exitoso. Nuevamente surge el viejo dilema de si ¿el líder nace o se hace? La realidad es que siempre es necesario tener la madurez suficiente para reconocer los talentos propios, para pedir ayuda en los terrenos en los que lo necesitamos, conocer nuestras limitaciones, saber pedir ayuda.

El conocimiento propio es una fuente inagotable de seguridad para enfrentar la realidad, más aún cuando no nos gusta, y esto no sólo para las grandes decisiones sino también para lo ordinario. La madurez lleva a una estabilidad emocional que logra equilibrios: serenidad, criterio, sentido del humor, sentido de responsabilidad y una gran capacidad para manejar la frustración; en nuestra vida tendremos muchos éxitos, pero también muchos fracasos. Así lo decía ese gran profesor Francisco Espinoza cuando decía: “ni eres el mejor cuando todo sale bien, ni el peor cuando las cosas salen mal”; se requiere serenidad en el triunfo y en la derrota.

Hoy más que nunca la resistencia al cambio es algo frecuente en todas las organizaciones, siendo su principal causa, no los factores de cambio que en sí mismos son inevitables, sino la madurez con la que se enfrentan los cambios, y la capacidad que tienen los líderes de ayudar a los demás a encontrar las salidas a sus problemas. Sin embargo la madurez es algo que cada persona debe encontrar y cuanto antes mejor, porque conforme pase el tiempo será cada vez más necesaria.

Las grandes empresas se construyen desde las bases, algunas son capaces de perdurar en el tiempo con éxito, otras solo son capaces de sobrevivir. Más allá de los cambios en el mercado y los cambios en la economía, el éxito o el fracaso lo construyen las personas, no las circunstancias.
Jorge Peralta
@japeraltag

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