sábado, 6 de julio de 2013

Colaboración, controlar los egos

Esta semana tuve la fortuna de coordinar un taller para profesores-mentores de emprendedores de campus del Tecnológico de Monterrey de 5 ciudades del país en el que pretendíamos explicar el funcionamiento del ecosistema emprendedor en la zona metropolitana de la ciudad de México.

Dirigirte a personas con un alto nivel de conocimiento sobre el tema siempre es un reto. Para ello acordamos la participación de 7 personas distintas como expositores a través de conferencias participativas, casos prácticos y ejercicios de inteligencia colectiva. Los expositores fueron de lo más variado: un empresario, un mentor experimentado con experiencia global, una aceleradora , un experto en creatividad, un notario público, un fondo de capital emprendedor y una empresa que gestiona proyectos de innovación.

El taller resultó estupendo para definir líneas de acción que cada uno de los participantes debería desarrollar en dos sentidos:
      1)   Acciones personales para convertirse en un mentor de emprendedores de alto impacto.
      2)   Acciones para impulsar la construcción de un ecosistema emprendedor en su campus.

Una de mis aprendizajes fue el confirmar que en la cultura mexicana tenemos una tendencia de transferir nuestras responsabilidades a otros, particularmente al gobierno a las instituciones de las que formamos parte. En algunos casos otorgar la responsabilidad a instituciones en lugar de personas es una forma de no querer tomar el control de la acción y en última instancia de no afrontar el reto personal de cambiar la realidad.

Los mentores definieron lo importante que es que un mentor ¡sea también emprendedor! Que no se espere a que los astros estén alineados o que las instituciones definan perfectamente el camino a seguir para hacer que las cosas pasen. Nadie da lo que no tiene y ningún mentor puede darse el lujo de conocer sobre emprender lo que ha aprendido en los libros.

La característica que mejor define a un emprendedor es la acción, y los mentores no pueden quedarse atrás, deben estar orientados a la acción para que puedan convertirse en unos provocadores que arranquen del emprendedor metas grandes.

Tal vez el aprendizaje más importante para ellos fue que el nombre del juego, en adelante, es la colaboración. Sin colaboración no puede funcionar una red que es la esencia del ecosistema. Ningún mentor tiene la capacidad de impulsar al emprendedor en soledad, siempre hay temas en los cuales necesite conectar con otras personas o instancias.

Los egos y la necesidad de reconocimiento, son muy comunes en el mundo académico y empresarial, son contrarias muchas veces a la colaboración. La realidad es que en la medida en la que se colabora, los beneficios son obtenidos superan en mucho lo que se puede lograr en lo individual. Definitivamente 1+1=3

Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx

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