sábado, 25 de mayo de 2013

En el camino al éxito los atajos no existen


Es propio del emprendedor ser optimista, sería muy difícil intentar la construcción de una nueva empresa, con todos los riesgos que esto implica, sino se tuviera un optimismo más allá de lo ordinario. Más aún cuando surgen personas “prudentes” alrededor del emprendedor, que sugieren esperar a que lleguen tiempos mejores para hacerlo dado que las circunstancias del momento presentan ciertos riesgos que pueden dificultar el éxito.

Aún cuando reciba muchos consejos en contra, parece que el emprendedor tiene un amor a su proyecto que le va alimentando el optimismo y le hace pasar por encima de cualquier dificultad, de cualquier comentario adverso, de cualquier indicador económico que pareciera desfavorable, cuando muy dentro de él ha tomado la decisión de arrancar una nueva empresa. Siempre será recomendable escuchar y analizar los comentarios para tomar de ellos lo necesario.

Ese optimismo del emprendedor se fundamenta, en una buena parte en su seguridad interior, y también en los argumentos sólidos que van surgiendo de los procesos de validación de las oportunidades de negocio exploradas y que van sugiriendo que su proyecto tiene posibilidades de éxito.

La necesidad de reto y la necesidad de seguridad van acompañando a las personas a lo largo de su vida (Huete, 2012); cada paso que vamos dando en nuestro camino nos va afirmando en nuestras capacidades y al mismo tiempo nos capacita a nuevos retos. Sin embargo, la educación que hemos recibido nos va orientando más a buscar seguridad para cuidarnos de los “riesgos” que tiene la vida, más aún si se trata de emprender.

Esta posición de evitar riesgos parece ¡lo más acertado! , nadie en su sano juicio invitaría a correr riesgos innecesarios; pero, ¿no es verdad que de cualquier forma la vida siempre esta llena de riesgos, no sólo de los que nos buscamos nosotros mismos sino de los que van surgiendo en el camino por el solo hecho de vivir la vida que es imposible evitar?.

Responder esa pregunta nos lleva a la reflexión de que una búsqueda exacerbada de seguridad nos puede ir limitando de nuestra capacidad de riesgo y orientarnos a buscar el camino más fácil en apariencia, aunque posiblemente esos mismos también tengan sus riesgos, pero tal vez menos evidentes. Ser feliz implica correr riesgos, no correrlos asegura perder una gran posibilidad de vivir plenamente la vida que queremos vivir y de construir tu sueño.

Pero hay otro optimismo que le hemos dicho “optimismo malo” porque aparentemente tiene todas las características del optimismo que hasta este momento hemos intentado describir. Se trata de un optimismo que tiene las mismas manifestaciones externas pero que tiene una motivación muy distinta; ese optimismo que quiere auto-convencerse de que el éxito no requiere de esfuerzo.

Algunos síntomas que pueden acompañar esta conducta:

     1)   Pensar que no tengo puntos de mejora personal.
     2)   Dejar de estudiar sobre mi actividad profesional.
     3)   No ser formales en el cumplimiento de fechas y acuerdos.
     4)   No vivir un horario exigente que nos permita cumplir con todos los compromisos.
     5)   No ayudarse de una agenda exigente que le de orden a mi actividad
     6)   No luchar contra vicios personales que impiden un desempeño de excelencia.
     7)   Involucrarme en proyectos que no implican un esfuerzo y dedicación de largo plazo
     8)   La falta de compromiso
     9)   Dejar para último momento las actividades que más esfuerzo me implican.   
    10)  Improvisar en aquellas cosas en las que requieren más preparación o estudio.
    11) Intentar un multitasking sin necesidad como estar distraído en redes sociales cuando deberíamos estar al 100% en una conversación o reunión de trabajo.

Todos estos comportamientos suponen un sobredimensionamiento de mis capacidades que me permiten auto-engañarme de que no necesito esfuerzo para triunfar, de que este llegará de cualquier forma sin mayor lucha personal. Este comportamiento refleja una falta de madurez personal que no llevará a nada bueno, y que tarde que temprano se manifestará cuando haya momentos de exigencia. No todo es apariencia, los retos requieren de un fondo real para sacarlos adelante.

El optimismo siempre es necesario en un emprendedor, es más, me atrevería a decir que no puede ser emprendedor una persona que no tenga una dosis alta de optimismo. Pero será necesario tener cuidado en no sobredimensionar nuestras capacidades personales y reconocer que en este camino de emprender, es necesario luchar y esforzarse como cualquier otra persona que busca destacar en la vida.

Cuando un persona disfruta tanto de su actividad profesional, el esfuerzo necesario implica una buena dosis de placer junto con la convicción necesaria de que en el camino del éxito, los atajos no existen, que el gusto por lo que hacemos no deja de implicar esfuerzo. La meta es de tal forma atractiva, que los esfuerzos necesarios no son un impedimento para lograrlo sino un reto por cumplir.

Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx

sábado, 18 de mayo de 2013

¿Necesito socios?


Hace algunos años, cuando comenzábamos con la aventura de fundar una empresa, el papá de un buen amigo me aconsejaba: “No pongas en el balance lo que puedes dejar en el estado de resultados”. En aquel momento, no entendí su consejo, tal vez por no entender de forma práctica la importancia de saber leer con profundidad los estados financieros; pero al paso del tiempo, y sobre todo los aprendizajes de los fracasos me han hecho comprender la profundidad de sus palabras.

Los emprendedores solemos tener algunas tendencias, que por simples que parezcan determinan en buena parte el crecimiento de nuestras empresas y que nos empujan a buscar compañía en la aventura de emprender:

Compartir los miedos. El contar con alguien con quien dialogar, con quien reflexionar sobre las posibles alternativas, con quien apoyarnos en los momentos de duda, etc., son algunas de las causas que nos llevan a no emprender solos, a buscar quien recorra con nosotros esta ruta.

Complementar los talentos. Si vamos avanzando en nuestro proceso de madurez vamos descubriendo que no somos buenos para todo, que se requieren capacidades que nos hacen falta y que necesitamos complementar con otras personas. Una persona que no es madura suele pensar que puede solo que no necesita de nadie.

Complementar el capital. Todos los negocios, por pequeños que sean, requieren recursos para comenzar. En ocasiones nuestra capacidad de conseguir los recursos se agota sin completar lo necesario para arrancar.

Complementar red. Los contactos que se requieren para impulsar una idea y convertirlos en empresa no siempre están a nuestro alcance y buscamos quien, por razones de su medio social, su apellido o sus ámbitos profesionales puedan complementar nuestra red de contactos.

El miedo, la necesidad de talento complementario, la necesidad de capital o aprovechar la red de otras personas son las principales causas para que busquemos socios. Efectivamente, todas ellas son necesidades apremiantes y latentes en un emprendedor, pero ¿no es verdad que existen las terapias, los head hunters, los fondos de capital emprendedor y los eventos de networking?. ¿Por qué, estas necesidades nos obligan a buscar socios?, ¿No sería más fácil contratar servicios o personas que nos ayuden a todas las necesidades que tenemos a cambio de un pago? ¿Porqué compartir nuestro futuro y nuestro patrimonio a cambio de un servicio que nos ayudará a redondear nuestra propuesta de negocio?

La naturaleza humana necesita compartir, somos sociales por naturaleza, necesitamos hablar, dialogar, expresar todo aquello que tenemos dentro para conectar con otros. Sin embargo no siempre podemos compartir el futuro a cambio de resolver la necesidad del momento. Es algo así como el pago de bienes y servicios con una tarjeta de crédito, al principio resolvemos la necesidad pero pagando un precio que visto con perspectiva no siempre es la mejor opción, en ocasiones convenía mejor esperar un mejor momento para comprar.

Tener un socio es algo muy serio, compartes no solamente bienes, compartes un futuro, compartes patrimonio, compartes una parte importante de tu vida. Cuando pienses en ello intenta mirar más allá que solo el instrumento para resolver una problemática coyuntural. Tener un socio es un dinero inteligente en el que te recibes mucho más que recursos cuantificables, un verdadero socio puede mirar el futuro contigo aún desde su realidad personal, aún cuando su realidad sea distinta a la tuya convencido de 1+1= 3 porque trabajando juntos se logra más que sumando lo que cada uno podemos hacer por nuestro lado.

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup



sábado, 11 de mayo de 2013

Innovar o emprender sin riesgo es retórica pura


Hace días hablaba con un amigo empresario en relación a la necesidad que tenía de pensar en las nuevas líneas de producto que le darían el crecimiento esperado para los próximos años. Por lo menos el 50% de sus principales líneas de producto se estaban volviendo un común denominador en la industria y su oferta estaba perdiendo elementos diferenciadores.

La última vez que lo había intentado perdió dinero y le había generado una crisis que lo había dejado tan mal parado y que le había tomado al menos un año regresar al estado que tenía antes del intento. Cualquiera podría pensar que este empresario se había quedado vacunado del intento innovador y evitaría meterse nuevamente en estos terrenos, sin embargo, aún con cierto temor ( este no desaparece nunca) comentamos de la necesidad de hacerlo nuevamente y que estaba dispuesto a correr el riesgo nuevamente.

No existe innovación sin riesgo; si un proyecto de innovación no genera dudas e incertidumbre, lo más probable es que se trate de un proyecto irrelevante. Si no genera tensión, lo más probable es que no estén involucradas las personas claves. Si no estas dispuesto a meterle, tiempo, recursos, corazón, lo mejor es… 
¡ esperar a que un competidor tome la delantera porque no estas preparado para intentarlo!

Nadie esta loco para ponerle un cerillo a un fajo de billetes, siempre tenemos la confianza en que nuestras decisiones tienen un alto grado de posibilidades de ser exitosas, de otra forma no lo haríamos, pero efectivamente necesitamos perder el miedo a correr riesgos. Si no hay ciertos riesgos, lo más probable es que no estamos generando ninguna innovación.

En ocasiones esta actitud de reto, de avance, es lo que puede dormirse en un emprendedor, pero más que un riesgo directamente ligado a la empresa o a los nuevos  proyectos, esta el riesgo de no querer exigirnos más nosotros mismos. Llega un punto en el que nos damos cuenta que necesitamos avanzar e innovar con nosotros mismos, como por ejemplo estudiar de nuevo, mejorar ciertas aspectos de nuestra personalidad o hábitos muy arraigados que nos implicarán un nuevo esfuerzo, ¡y esto es justo lo que más trabajo cuesta!, que aún a nuestros 30, 40 o 50 y después de ser relativamente exitosos en nuestra actividad nos demos cuenta que existen temas en los que necesitamos transformarnos, luchar, mejorar una vez más.

Tal vez para un emprendedor, el paso más difícil cuando ya tiene su proyecto caminando, es el proyecto de crecer hacia dentro, independientemente del momento en el que nos encontremos personalmente o profesionalmente. Si no nos la tomamos en serio y le metemos horas, esfuerzo y lucha, los deseos de emprender e innovar serán retórica pura, un buen deseo.

Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup




sábado, 4 de mayo de 2013

Si emprendes necesitas un mentor


El camino del emprendedor es un camino de soledad, en el que mucha gente opina al respecto de tu proyecto pero al final del día te encuentras sólo contigo mismo para enfrentar esas decisiones que tienes que tomar. Aún cuando tengas un equipo con el que estés en este proceso, quien tiene el deber de hacer cabeza en un equipo, tendrá  momentos de indecisión en el que necesariamente debes tomar un camino específico.

Emprender implica tomar decisiones constantes de cierta envergadura que, el sólo hecho de tomarlas te lleva por caminos inciertos, pero que avanzar en la decisión y en la ejecución te van llenando de confianza, confirmando que en este camino profesional no tendrás más rumbo que el que tú mismo decidas.

Emprender te va llenando de una sensación de independencia que después es muy difícil dar marcha atrás, porque es justamente uno de los frutos de este camino: la libertad de pensamiento, la independencia de acción. Emprender se vuelve una “enfermedad” incurable y progresiva de la que difícilmente te curas y en la que el fracaso lejos de alejarte de este camino, te da más confianza de que las próximas veces serán mejores.

En este camino de emprender renuncias a la comodidad de recibir un ingreso fijo y sin correr riesgos sobre tu patrimonio, a cambio de ser tu mismo quien marque las coordenadas de tu rumbo poniendo en juego tu futuro en cada decisión. En muchas de esas decisiones acertarás confirmándote en tu camino, pero en algunas otras no será así ya que es imposible no fracasar alguna vez. Lo importante es que tengas un balance positivo entre las decisiones acertadas y las erróneas para continuar avanzando, en ocasiones a ritmo acelerado, en otras a ritmo semi-lento pero avanzando al fin.

El sabor de la libertad y la independencia no tiene equivalente, ¿Cuánto vale esto para un emprendedor? Es algo tan adictivo y tan profundo que es difícil evaluar, pero la respuesta es: ¡MUCHO! Tanto que se esta dispuesto a pagar un precio muy a alto para mantenerlas.

Sin embargo dentro de esta felicidad real por dedicarte a lo que quieres y tener el volante de tu vida en tu mano para decidir el rumbo, se corre el grave riesgo de dejar escuchar, de querer tener siempre la razón, de querer imponer tu punto de vista, de pensar que nadie puede decirte que algo no funciona bien, o que algo puede hacerse de una mejor forma.

En ocasiones escuchar y aceptar la necesidad de un cambio de rumbo es un asunto muy complicado porque requiere algunas virtudes de las que no suelen acompañar el éxito, una de ellas es la sencillez y la otra es la humildad. La primera para quitarte sofisticación a tu mente y a tu vida, la segunda para reconocerte tal cual eres, susceptible de cualquier error como cualquiera. Sin embargo estas virtudes no suelen ser muy sexis y con frecuencia tienen mala prensa, no son tan atractivas como para quererlas sin explicación.

Necesitas consejo, necesitas rodearte de gente buena interesadas en tu persona y en tu proyecto que te puedan orientar, a los que puedan consultar en tus dudas existenciales y que no esperen que “obedezcas” sus indicaciones porque esa palabra no esta en el diccionario de un emprendedor. Pero tampoco esta en avanzar sin consejo porque es camino más rápido para perder el rumbo y dejarte llevar por tus querencias, que no siempre son el mejor camino a tomar.

Escuchar es una práctica que muchos emprendedores dejamos de practicar y cuando reconocemos que verdaderamente lo necesitamos, en más de una ocasión descubrimos que vamos tarde. Nunca es mal momento para rectificar y confirmar que el proyecto de emprender es un proyecto de vida tan importante que conviene tener un faro en el camino que te pueda indicar el rumbo.

Se requiere de un mentor en el que te puedas apoyar para ser mejor, que te pueda decir Si cuando es un Sí y No cuando es un NO, que te pueda mirar a los ojos para decirlo y que al mismo tiempo te respete si piensas distinto que él. El solo ejercicio de hablar y escuchar te llevará a la reflexión para tomar mejores decisiones.

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup