sábado, 1 de febrero de 2014

El ADN del "alto impacto"

Se ha puesto de moda el termino “Alto impacto”; esta palabra se usa cada vez más en los ámbitos de gobierno, académicos, foros emprendedores: emprendedores del alto impacto, proyectos de alto impacto, etc., sin embargo muchos de las que lo usan no la pueden explicar, que significa eso de “alto impacto”.

Se ha pensado que es un tema de metodología, entonces se ha puesto un énfasis en la metodología para lograr que los modelos de negocio de las nuevas empresas cuenten con ventajas competitivas que les permitan lograr un crecimiento que les permita impactar en la economía, el empleo y la generación de riqueza. Todo eso parece estupendo, pero ¿será suficiente para lograrlo?

En los últimos años hemos visto un énfasis en el uso de metodologías fundamentadas en la validación para construir modelos de negocio sobre certezas y no sobre creencias o deseos que distaban mucho de la realidad. Este esfuerzo permite que cada vez más, los jóvenes emprendedores tengan herramientas para construir negocios con mayor innovación y mayores posibilidades de crecimiento e impacto en la economía.

Sin embargo tengo la impresión de que estas herramientas se están convirtiendo como una especie de panacea atribuyéndoles capacidades que exceden su función y su alcance. En otros casos son tomadas con cierto dogmatismo, lo que termina convirtiéndose en una camisa de fuerza que limita la frescura y flexibilidad que requiere el proyecto de una nueva empresa que apenas ve la luz.

No todo son metodologías, también es importante el ADN de los proyectos y el liderazgo del emprendedor

Es indispensable que el proyecto tenga un ADN que los capacite para enfrentarse a un mercado exigente donde sólo sobreviven los mejores. Los proyectos con un ADN innovador y una ejecución eficaz son los que logran salir adelante y los que verdaderamente están en posibilidades de proporcionar un “alto impacto” en la economía.

Esa combinación ADN-Ejecución son los que logran construir ventajas competitivas que van poniendo barreras de entrada a los competidores y barreras de salida a los clientes, generando como consecuencia un modelo de negocio con ventajas sostenibles y diferenciadoras. El viejo dicho de: “planeación sin ejecución es pura alucinación” es muy vigente y real.

¿Cómo detectar entonces si un proyecto tiene posibilidades de poseer un ADN con potencial para ser considerado de “alto impacto”? No es lo mismo un proyecto que pueda generar un impacto relevante en la sociedad y en la economía de una región, a un proyecto que sólo persiga un auto-empleo. Tal vez implique un esfuerzo similar su diseño para ambas opciones, ¿porque no elegir la mejor?

Algunos de los criterios que considero podrían ayudar a identificar el potencial de un proyecto que pueda ser de “alto impacto” son los siguientes:

     1)   Que se este resolviendo un problema real.
     2)   Que la solución sea innovadora, distinta a las opciones disponibles y difícil de copiar.
     3)   Que el segmento de mercado objetivo tenga potencial de crecimiento en cantidad y en capacidad de pago
     4)   Que el modelo de negocio permita escalarse

La experiencia con jóvenes universitarios, al menos así sucede en México, el verdadero problema es de la calidad de las ideas y no las metodologías; es común encontrarse por enésima vez con proyectos de cafeterías, de artesanías y de otros temas muy interesantes pero que no pasarán de ser uno más, sin elementos diferenciadores y que terminarán compitiendo por precio. Es importante no auto-engañarse, muchas de esas nuevas empresas no pasarán de ser un autoempleo y no un verdadero generador de riqueza para el emprendedor y para otras personas.

Es posible que la falta de experiencia y madurez de algunos jóvenes los pueda llevar por preferir el camino de la comodidad y poner un negocio que exija poco reto, pero lo que no es justificable es la pasividad de sus profesores y mentores para dejarlo avanzar con ideas de tan poco valor. El problema es más de ambición y de visión que de capacidad, porque representa casi el mismo esfuerzo arrancar un proyecto de impacto que uno de auto-empleo. La diferencia radica principalmente en la calidad del problema que se quiera resolver, los problemas irrelevantes difícilmente tendrán una solución relevante.

Primero encontrar un problema relevante, después proponer una solución innovadora, después buscar la herramienta que convenga

Por esta razón quiero prevenirte contra ciertos riesgos que te conviene tomar en cuenta cada vez que uses o recomiendes el uso de alguna de las metodologías vigentes. Te propongo algunos temas que debes considerar:

     1)   No todas las metodologías son útiles para todos los proyectos, no es lo mismo un producto de alta tecnología, que uno de consumo, que un producto industrial, cada uno tiene su propia lógica.
     2)   La etapa en la que se encuentra un proyecto hace que unas metodologías sean más útiles que otras; un proyecto que esta validando concepto requiere una herramienta distinta que un concepto probado que requiere aterrizaje para otro mercado
     3)   No es lo mismo comercializar un desarrollo tecnológico desconocido en el mercado que un producto maduro que competirá con altos volúmenes y precio
     4)   No es lo mismo un proyecto B2C que puede validarse con clientes finales que uno B2B que requiere validarse en una industria en particular

Todas las metodologías requieren cierto ajuste, ningún proyecto puede llevarse por un instructivo sin reflexión, y ese ajuste requerirá de una validación, tan pronto como sea posible para disminuir de alguna forma el riesgo de construir propuestas sin la retroalimentación del cliente. Todas las herramientas pueden ser muy útiles, si sabes elegir la correcta para el proyecto en particular y para el emprendedor en particular.

Las herramientas son sólo eso: herramientas. No les atribuyas cualidades que no tienen, una buena herramienta no podrá convertir en bueno un proyecto que no tenga potencial ni mucho menos suplirá a un emprendedor sin ambición y capacidad de ejecución, la metodología por buena que sea no le añade el ingrediente de “alto impacto” a un proyecto, cuida no dejarte llevar por modas ni por dogmas, se crítico para elegir lo mejor.

Construir un modelo de negocio de alto valor implica la confluencia de varios factores: un problema relevante, una solución innovadora, un modelo de negocio difícil de copiar y un emprendedor con capacidad de ejecución. Todo esto integra el ADN de las empresas exitosas, el ADN del alto impacto.

Jorge Peralta
@japeraltag


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