sábado, 30 de mayo de 2015

Aprender a escuchar

 Escuchar es una capacidad humana que debemos apreciar, sin embargo, muchas veces se confunde con oír. Escuchar y oír se diferencian en el nivel de comprensión que la simple capacidad auditiva no ofrece.

Escuchar es comprender lo que el otro nos quiere decir, entender el significado de las palabras que nos dice, la forma en la que lo dice y las emociones que transmite. Solo abriendo nuestros sentidos al mensaje que nos es transmitido por distintos medios es como lo podemos recibir correctamente. Sólo siendo empáticos con la otra parte, será capaz de abrirse y decir lo que quiera decir y sentirse escuchado.

Escuchar tiene una condición: es muy importante callar, y no solo callar en lo exterior, también callar en lo interior para prestar la atención debida, para mirar al otro y captar todo aquello que te quiere decir pero que no siempre logra expresarlo con claridad. Decía un viejo amigo que una buena comunicación requiere buenas explicaderas y también de buenas entendederas; para ambas se requiere escuchar.

¿Dónde se aprende a escuchar? Es una capacidad que se aprende con el tiempo y que requiere una cierta dosis de humildad para reconocer que los demás tienen algo importante que comunicarnos; que es más importante lo que ellos quieren decirnos que lo que nosotros queremos escuchar, pensar o hacer, y que el tiempo que esa persona nos dedica debe ser atendido con todos nuestros sentidos.

Escuchar requiere de una actitud interior, de escuchar lo agradable y lo no agradable, lo oportuno y lo inoportuno, lo feliz y lo triste; por lo tanto requiere de una madurez para mantener nuestro estado de ánimo en serenidad. Para enojarse se requieren dos personas al menos, una sola no puede discutir consigo misma, se requiere un interlocutor con animo de pelear, por esta razón se podría decir que después de un pleito alguno de los dos no supo escuchar o a veces, los dos.

Hasta este punto, ninguno de mis lectores podrá negar las ventajas que significa saber escuchar y suena estupendo que pudiéramos desarrollar esa capacidad. Sin embargo, es evidente, o al menos así me sucede a mi, que hay ciertos momentos en los que no resulta nada fácil, y generalmente sucede cuando alguna de las personas que participa en el diálogo quiere imponer su criterio por encima de la reflexión. El encono, sólo refleja una incapacidad para argumentar con la razón dejándose llevar por la emoción.

Por último, para una buena comunicación se requieren dos partes, pero por la única que puedes hacerte responsable es de la tuya, tratando de escuchar y de entender lo que la otra parte nos quiere transmitir independientemente de la capacidad que tenga de hacerlo. Saber controlar tus emociones para disponerse a escuchar lo que el otro te quiera decir y controlarlas para reaccionar como tu quieres reaccionar, no como el otro quiere provocar que reacciones. Ser dueño de ti requiere autocontrol. 

Tal vez vivimos una época en la que estamos hiperconectados y eso se ha confundido con bien comunicados. Las redes ayudan a conectarse mejor y no a comunicarse mejor. Es muy importante no perder de vista la diferencia. ¿Tu que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

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