sábado, 11 de junio de 2016

Solidez de empresa y agilidad de startup

Esta semana tuve la fortuna de trabajar en Monterrey, una de las ciudades con mayor proyección económica en México. Uno de los motivos de la visita fue un taller de innovación introductorio para cerca de 40 dueños de empresa de la región.

Fue interesante confirmar la sensibilidad que existe en la gente de empresa de actualizarse, de ir por más, de renovar sus propuestas, sin embargo también fue evidente en algunos de ellos ese miedo por el riesgo que implica el cambio. Uno de ellos, en particular, puso el ejemplo de el riesgo de quiebra en el que incurrió una gran empresa local por desviarse del “core” de su negocio.

Es normal que existan resistencias y que algunos estén más dispuestos que otros a correr el riesgo de la innovación. Es verdad existe un riesgo, pero lo existe por igual en ambas posturas, los que innovan porque innovan y los que no, porque no lo hacen.

Siempre hay historias contradictorias de las empresas que han cambiado y les ha ido muy mal, así como también las historias de éxito de las que encontraron nuevas vías mucho más atractivas para hacer negocio que las que tenían tradicionalmente.

Corremos el riesgo de que la innovación se esta convirtiendo en moda y las empresas piensen en innovación solo porque todos lo hacen, y la innovación debe ser una consecuencia de pensar en las personas, sus necesidades, sus retos y tratar de resolverlas para hacerse de un espacio en su preferencia y a cambio nos den su dinero.

Se trata de ganar dinero pero por el camino reglamentario: ofreciendo valor al cliente satisfaciendo algunas de sus necesidades, ni más ni menos, lo que se ha hecho siempre para ganar clientes, resolverles algún problema.

Por esta razón, la innovación es sólo un medio para transformar nuestra oferta para atender mejor una necesidad insatisfecha. Lo que sucede es que esa necesidad se transforma con mucho mayor velocidad que lo que sucedía antes y cada vez el cliente es más exigente y demanda más satisfactores; nuestra sociedad se ha sofisticado y la globalización pone al alcance de cualquier persona los adelantos de cualquier parte.

El mundo nos ha cambiado, y des las empresas vamos un poco adelante proponiendo nuevas soluciones o vamos un poco atrás recuperando la ventaja que nos han sacado otros; la historia de siempre de los líderes y los seguidores, de los que tienen apertura al cambio y los que se resisten.

Desde la empresa lo mejor es conocer con la mayor profundidad posible ¿Qué busca mi cliente? ¿Qué problemas tiene? ¿Qué problemas tiene el mundo que yo tenga la oportunidad de resolver?  Eso es lo que hace cualquier startup, encontrar un problema que resolver, algún problema desatendido o algún problema que no esta lo suficientemente resuelto o encontrar nuevas formas de resolver problemas viejos.

En una empresa constituida se ha construido una infraestructura física, tecnológica y de talento que le da soporte a su modelo de negocio; cuando el modelo de negocio debe transformarse esa infraestructura también cambia, y muchas veces esa transformación tiene su costo, no sólo económico sino en que provoca necesariamente que muchas cosas salgan de su cauce natural y por esta razón los cambios muchas veces duelen y generan una resistencia en las personas.

Cuando es una startup que no tiene ninguna restricción, esta se diseña en función del problema que quiere resolver, sin las ataduras de una infraestructura construida. Sin embargo muchas veces una startup no tiene esa infraestructura para soportar las oportunidades y el tiempo que tarda en lograrlo es lo suficientemente largo como para que la oportunidad no se aproveche del todo; falta esa solidez que las empresas ya constituidas si tienen.

El mejor escenario sería mantener la solidez de una empresa con la agilidad de una startup. No es imposible, solo que requiere un liderazgo particular en la dirección, un “liderazgo ambidiestro” que al mismo tiempo consolide la operación actual y con una parte de su equipo empuje también las nuevas ideas. Una empresa ágil como startup y sólida como una corporación.

Lo importante para quien dirige una organización, será descubrir que el éxito de su negocio base no siempre será el mismo para sus nuevas aventuras y que requiere usar criterios distintos aún cuando lo pongan en una posición de incertidumbre al tratarse de otros clientes, otras variables y en ocasiones otro negocio. Cada nueva oportunidad presentara cierta continuidad o cierta radicalidad contra el negocio original, el aprovecharlos o no dependerá del nivel de riesgo de quien dirija la organización.

Conviene no tenerle miedo al cambio, más bien provocarlo en aquellas cosas en las que podemos ser mejores, tomando en cuenta que si no las aprovechas alguien más lo hará.

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

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