domingo, 27 de marzo de 2016

Requisitos en un mentor

A lo largo de historia la figura del mentor ha acompañado a las personas que logran cumplir sus metas. San Rafael fue el mentor de Tobías en el camino a encontrarse con su esposa, Mentor fue quien guió a Telemaco en la Odisea mientras Ulises acudió a la guerra de Troya.  Así como estos ejemplos de la antigüedad, también en el presente existen numerosos casos de éxito en la que las personas logran sus objetivos bajo el consejo y compañía de otras personas.

Un mentor entonces es una persona con experiencia y confiable que tiene la intención de compartir su tiempo, experiencia y conocimientos para ayudar a otra persona a lograr sus objetivos.

Los criterios de elección dependen de la persona que busca el consejo pero te enlisto algunos que no pueden faltar: 
  1. Rectitud de intención, su objetivo principal es ayudar.
  2. Conocer del tema
  3. Experiencia en retos similares
  4. Red de contactos que contribuya a nuevas relaciones
  5. Generosidad, dar sin esperar nada a cambio
Es muy importante cuidar que no busquen un excesivo afán de reconocimiento, ordinariamente son personas que ya han logrado una buena parte de sus objetivos y no sentirán celos ni envidias al ver el triunfo de los demás.

La mentoría requiere madurez, tanto en quien la recibe como en quien la da. El proceso final será de enriquecimiento mutuo, ganan los dos, aunque de forma distinta.

Se requiere un mentor que exija, que te ponga retos mayores que los que te pondrías tu mismo, que te impulse; y que al mismo tiempo que te acompañe, que este a tu lado en el triunfo y también en el momento difícil para darte ánimos, para ayudarte a levantarte.

Si tu ya tienes camino recorrido, si ya tienes cicatrices del camino y quieres trascender, la mentoría puede ser un buen camino y una labor social que no es fácil hacer, solo personas especiales pueden con ese reto. Tal vez es el momento de la generosidad, de sacar tiempo donde no lo hay y dedicarle algunas horas a esta noble labor.

No es fácil encontrar un buen mentor, pero el que busca encuentra y si lo has encontrado no lo dejes ir, te llevará más lejos de lo que podrías llegar sólo…

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 19 de marzo de 2016

No hagas un FODA analiza con mayor profundidad

El management tradicional le ha dado un lugar especial al análisis FODA. Es algo así  como un punto de partida para plantear una estrategia, ya que con esa información se plantea una estrategia en función de lo que sucede en un sector y así descubrir aquellos puntos en los que somos fuertes y cubrirnos en los que somos débiles.

En un mundo en el que las cosas permanecían más o menos constantes el esquema del FODA aportaba algunas luces para definir un plan que nos permitiera a un “futuro mejor”. Este análisis nos permitía entender cuales eran las oportunidades en el entorno y cuales eran las fuerzas con las que la empresa podría competir mejor. Bajo esta lógica mirar a la competencia es una de las mejores formas de referenciar nuestros pasos a dar.

Actualmente, hay momentos en los que es necesario plantear una diferenciación radical contra las alternativas existentes, que lleve a plantear nuevas ventajas competitivas verdaderamente diferenciadoras. Si lo que queremos es un cambio más radical, tal vez el análisis FODA no sea el mejor aliado sino revisar con mayor profundidad la propia propuesta de valor y la de otros jugadores que están en el mismo sector o que venden sustitutos para identificar donde están las ventajas competitivas diferenciadoras.

Una empresa sin una propuesta de valor innovadora con ventajas competitivas diferenciadoras esta condenada a morir. Por esta razón, si eres un emprendedor que esta comenzando una nueva empresa, conviene que tengas claras desde un principio aquellas ventajas competitivas que definirán tu proyecto para no ser uno más. Si eres una empresa que ya funciona pero que ha dejado de crecer o de ganar dinero, muy probablemente necesite renovar su propuesta de valor porque su producto o servicio es igual que el de la competencia.

Si queremos avanzar con el planteamiento de una nueva estrategia, ¿Por dónde empezamos? ¿Qué análisis hacer para no usar el FODA, o bien si lo usamos profundizar más en el análisis y no quedarnos con esa visión parcial y estática de la realidad.

Como un primer paso deberíamos responder estás 4 preguntas:
  1. ¿Qué problema quiero resolver o cuál es el problema que estoy resolviendo actualmente?
  2. ¿Quién tiene ese problema? ¿Quién sería el beneficiario? Tenemos un tipo de cliente o tenemos varios tipos de clientes o usuarios.
  3. ¿Tenemos una propuesta mejor y diferente de las alternativas existentes?
  4. ¿Por qué la prefieren los clientes? ¿Tenemos algo especial?

Al clarificar estos puntos estaremos en posibilidades de definir cual es nuestra propuesta de valor, cual es el espacio que ocupamos en el mercado.

Sin responder estas preguntas mirar a los competidores solo te llevará a querer copiarles, a querer parecerte a ellos cuando justo lo que quieres es tener una propuesta diferente. Por esta razón NO hagas ningún análisis FODA porque te aportará poco, mejor analiza a tu cliente objetivo, entiende que quiere, porque si lo logras estarás en la antesala de proponer una ventaja competitiva que vaya directo a lo que busca tu cliente.

Cuando has logrado identificar tu propuesta de valor y tu ventaja competitiva será posible definir quiénes son tus competidores y tus productos sustitutos. Cuando los hayas identificado después de un proceso serio de búsqueda te recomiendo sigas los siguientes pasos:

  1.        Googlea todo lo que encuentres de ellos
  2.        Trata de responder las mismas 4 preguntas que resolviste para ti, pero ahora poniéndose en sus zapatos (de cada competidor o sustituto), esto te permitirá entender cuál es la propuesta de valor de cada uno y cuál es si ventaja competitiva  
  3.           Prepara un cuadro comparativo en la que estén todos los jugadores y haz la siguiente clasificación:

o   Competidores frontales (mismo segmento objetivo)
o   Competidores laterales (distinto segmento de cliente pero productos similares)
o   Competidores de sector (segmento objetivo distinto, productos distintos)
o   Sustitutos (mismo segmento objetivo, productos distintos)





Ya que tengas clara la ventaja competitiva de cada uno y también las necesidades más importantes por parte de tu cliente objetivo podrás armar un mapa que te permita ubicar cuál es el posicionamiento de cada uno de los actores, solo así podrás descubrir tu lugar y hacer los ajustes que consideres oportunos a tu propuesta de valor.

Deja de usar herramientas genéricas, procura hacer un análisis claro y profundo de los competidores en el momento adecuado, sin embargo debes estar convencido de que tu análisis más importante en este momento es profundizar sobre la propuesta de valor de sus competidores y sus ventajas competitivas. Posteriormente podrás comparar contra tu propuesta y pensar aquellos temas que requieres rediseñar o para potencializar; solo así tendrás un espacio en el mercado y no serás uno más. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta

@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx

sábado, 12 de marzo de 2016

Innovar no es fácil, sino todos lo harían

Después de mirar con detalle las redes sociales, podemos observar que estamos rodeados de un club de optimistas, de un buenismo desbordante que como cualquier programa barato de autoayuda te impulsa a pensar que todo lo puedes, “que eres capaz de todo”; algo así como esa farsa que te lleva a “decretar” el éxito de forma anticipada solo por el “Poder de la mente”.

Si bien es cierto conviene tener esa convicción de que las oportunidades están ahí para los que trabajan duro, el resultado no siempre es fruto del esfuerzo, en muchas ocasiones el esfuerzo ha sido mayúsculo y el resultado infame. El éxito nunca esta garantizado, depende de muchos otros factores de los cuáles no todos están bajo control.

Suele pasar que todo mundo dice que quiere innovar, pero nadie se atreve a pensar algo más allá de lo evidente; las nuevas ideas no siempre resulta de llenar una pared de postits, y mucho menos usando el canvas como herramienta mágica que todo lo cura. Se emplea mucho esfuerzo y dinero en hacer shows de creatividad e innovación sin un impacto real en la organización. Han surgido nuevos arlequines de la innovación que a diestra y siniestra nos invitan a reinventarnos para dejar todo igual aún cuando se asista a todos los startupsweekens que existan; los mismos personajes y los mismos proyectos en cada evento.

Se confunde el buenismo con un impacto real en el resultado; ese empoderamiento del que hablan algunos no tiene sustancia ni fundamento; la innovación no se da por decreto, hay que diseñarla y ejecutarla y aún así no se garantiza el éxito. ¿Cuántas veces después de una “gran sesión de creatividad” llegamos a las mismas ideas que teníamos antes de comenzar; o a cuántas conferencias hemos ido en las que nos ponen los mismos ejemplos de siempre: google, dropbox, Facebook, etc. y la crítica no es porque no sean ejemplos a seguir, sino porque las personas que nos los ponen no han vivido ningún proceso sino lo leyeron en un libro.

Esa falta de foco, de conocimiento real sobre la innovación y de exceso de rockstars ha provocado una burbuja con mucho aire y poca sustancia. Seguimos comprando espejos, solo porque los traen de Silicón Valley; seguimos asistiendo a eventos sin sentido donde se llega a lugares comunes; seguimos llenando las redes sociales de frases inspiradoras que no convencen ni inspiran a nadie. Cada semana estamos llenos de startupswhatever que su única virtud es tener nombres sugerentes pero es pan con lo mismo. Hoy hay una expertitis no por las empresas que han desarrollado o los fracasos que han vivido sino porque están enfermos de eventitis.

Innovar es difícil porque es caminar por incertidumbre, porque se necesita estar locos para meterse por caminos que tienen un destino incierto, porque significa romper con rutinas, salir de zona de confort, meterle tiempo y dinero. Para innovar es indispensable:
  • Meterle tiempo, muchas veces para llegar a un final donde debemos parar un proceso porque nos damos cuenta que nos hemos equivocado.
  • Meterle esfuerzo, porque significa dormir poco, descuidar otros temas importantes, pasarla mal…
  • Perder el orgullo, porque reconocer que nos hemos equivocado no es fácil y más cuando es evidente que nos hemos equivocado y reconocerlo cuesta más.
  • Pedir ayuda para que ganemos en objetividad porque no siempre podemos hacerlo solos.
  • Usar un método que le de hilo conductor a nuestras ideas, no para evitar los fracasos sino para acelerarlos y convertirlos en un aprendizaje que sea plataforma para la primera vez
  • Seguir tomando decisiones y riesgos aún cuando estas desanimado y frustrado.
  • Tomarlo con calma y seguir apoyando a tu equipo en las gestiones de día a día.
  • Seguir funcionando con aquellas cosas que hay que sacar adelante para cumplir con lo comprometido.
  • Reconocer que has fracasado en un proyecto y salir adelante.


No basta con la buena intención, ni con publicar frases motivacionales en las redes; o se trabaja seriamente en innovar o se convierte en una actuación. Innovar no es fácil, sin embargo debemos continuar intentando, algún día dará sus frutos, o tu que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

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@innovadisrup


sábado, 5 de marzo de 2016

La curiosidad, una puerta para el futuro

La palabra curiosidad tiene su origen en el latín curiositas. La curiosidad es la intención de descubrir algo que no se conoce y dicha intención suele enfocarse en cosas que aparentemente no son de la incumbencia de la persona.

La curiosidad es una conducta natural en la que entran en juego diversos factores psicológicos y emocionales que llevan a la persona a buscar información para saciar su interés particular.

Esa curiosidad lleva a algunas personas a buscar más allá de lo que esta planeado hacer, a explorar nuevas vías para llegar al mismo lugar o bien a intentar nuevos lugares o nuevas formas de llegar. La curiosidad es la regla común de conducta de los innovadores.

En las empresas en las que el objetivo fundamental siempre esta centrado en la eficiencia, se va generando una cultura de control en la que suelen repetirse las acciones para cada vez hacerlas mejor, para perfeccionar los procesos que ya se conocen y cualquier cambio se constituye en una irregularidad. En este tipo de organizaciones la capacitación esta centrada en perfeccionar la función y queda poco espacio para nuevas propuestas.

Otra característica de este tipo de organizaciones, poco propensa al cambio, es la forma en la que se maneja el error, ya que se busca ante todo que las personas no piensen sino que centren su actividad en el proceso, eso genera un pavor por equivocarse ya que también suele ser usual que el error se castigue severamente.

Hace algunos meses conocí una empresa en la que se cobraba a la persona responsable de elaborar las facturas por cada factura en la que cometía errores y necesitaba cancelar. El resultado fue que el proceso de facturación se volvió tan lento, ya que la persona responsable no quería cometer errores y cuidaba exhaustivamente el mínimo detalle. La consecuencia fue un retraso en la facturación, a su vez un retraso en la cobranza y como resultado final un problema de flujo en la organización.

No castigar el error y permitir la equivocación no significa pactar con la mediocridad y no cuidar los detalles en el actuar. En toda organización existen labores que ya son conocidas y en las que se busca ser lo más eficiente posible, pero al mismo tiempo es muy conveniente explorar nuevas vías que permitan encontrar nuevas oportunidades.


La curiosidad es la habilidad humana que permite arriesgarse por terrenos desconocidos y es la que abre la puerta a un futuro mejor. Si fuera posible abrirle la puerta a la curiosidad en el mundo de la empresa y de la educación nos permitiría avanzar más rápido y formar personas que piensan, que imaginan un futuro mejor.

Jorge Peralta
@japeraltag

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