domingo, 1 de octubre de 2017

¿Mejorar, innovar o las dos?

En el siglo pasado la mejora continua que desarrollaron los japoneses rindió sus frutos al poner a varias de sus empresas en la cita de sus sectores; un buen ejemplo es la industria automotriz con Toyoya que a través de metodologías como el Kaizen lograba pequeñas mejoras paulatinas que los llevaban a una diferenciación importante.

Sin embargo, en un mundo en el que la velocidad del cambio es abrumadora, la mejora continua no es suficiente. Es necesaria para mantener una ejecución ejemplar pero en un mundo volátil en el que las variables crítica se mueven, la mejora no plantea grandes diferenciaciones y las organizaciones buscan cambios más radicales.

Sin embargo ambos conceptos no están contrapuestos, un cambio radical en el concepto de negocio, en un producto o en un proceso llevará posteriormente a un proceso de mejora continua.

La mejora continua nos lleva por una pendiente, la innovación nos implica un salto. En que consiste la diferencia, pareciera hasta este momento que la diferencia consiste únicamente en la radicalidad del cambio, sin embargo no es así, otro ingrediente fundamental es el riesgo.

Las mejoras no implican riesgo porque se trata de un modelo conocido donde las variables externas son las mismas: mismos clientes, mismo escenario, etc. Las mejoras son necesarias y de obligado cumplimiento si se busca estar a la altura de la competencia. Por otra parte, innovar implica riesgos, y lleva a un cambio de variables que necesariamente lleva a las organizaciones a salir de la zona de confort. La innovación plantea el uso de nuevos recursos tanto físicos como económicos y de talento que mueve los parámetros establecidos e implica recursos diferentes al de la ejecución.

La mejora se centra en la ejecución, la innovación se centra en el descubrimiento. Ambas necesarias pero con objetivos, foco y metodología distinta. Una vela puede mejorarse, pero por más que mejore no se podrá convertir en una lámpara, son de distinta naturaleza. Un foco aunque mejore no podrá convertirse en un leed.

Tal vez el tema más delicado es que en muchas ocasiones, los responsables de la mejora no siempre pueden ser los responsables de la innovación, y no porque no sea posible o sean incompatibles, más bien de trata de que se requiere un “midset” distinto que no siempre es intercambiable.

A las organizaciones no suele gustarles el riesgo, su estructura, sus formas de gobierno hacen que busquen más bien cuidar lo ganado y evitar riesgos, sin embargo, hoy esa mentalidad, si bien no debe ser superada porque las empresas hacen bien en cuidar lo ganado, debe ir acompañada de grupos que estén dispuestos a correr ciertos riesgos, medidos, pero que necesariamente ponen en duda los modelos actuales. Esos grupos deben tener un “mindset” distinto que los lleve a pensar no en una “mejor ejecución” sino en rutas distintas que los lleve a nuevos destinos, no los mismos mejorados sino distintas.

No se trata de que las organizaciones “jueguen a la ruleta rusa” corriendo riesgos innecesarios, porque no hay nada más riesgoso que se mantengan propuestas de valor envejecidas que dejen de mantenerse vigentes en el gusto de los consumidores, sino que a la par se vayan construyendo nuevas propuestas que mantengan actualizada la propuesta de la organización.

Podríamos decir que hoy se necesitan organizaciones ambidiestras, que por una parte administran y gestionan el presente buscando una ejecución que continuamente vaya mejorando y otra organizaciones que ponga su mira en el descubrimiento de nuevas propuestas que no se fundamenten en la mejora si no en un cambio con mayores riesgos, mismos que serán mitigados a través de metodologías adecuadas para ello.

Las organizaciones que quieren ejecutar magistralmente y al mismo tiempo quieren descubrir nuevas oportunidades requieren de un liderazgo distinto que sepa combinar dos focos distintos, el de la ejecución y el del descubrimiento y principalmente asignar recursos a ambas labores, indispensables para el presente y el futuro de la organización. La ejecución puede sobrevivir sin un liderazgo, la incertidumbre que plantea la innovación no.

Las empresas sanas y con futuro, mejoran en donde hay que hacerlo e innovan como parte de su modus operandi descubriendo nuevas oportunidades, conscientes de que el ejercicio de innovar implica riesgos pero no hacerlo implica más.

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

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